
La dieta psicológica es una forma de comer que considera no sólo los aspectos físicos sino también mentales y emocionales de la alimentación y la nutrición.
La dieta psicológica se basa en la premisa de que lo que comemos afecta a cómo pensamos, sentimos y nos comportamos, y viceversa.
La dieta psicológica tiene como objetivo ayudarnos a elegir alimentos más saludables y felices que apoyen nuestro bienestar y prevengan o traten diversos problemas psicológicos.
La dieta psicológica tiene cuatro componentes principales: Comer conscientemente.
Se trata de prestar atención a las sensaciones, pensamientos y emociones que surgen antes, durante y después de comer.
La alimentación consciente nos ayuda a sintonizarnos con nuestras señales de hambre y saciedad, disfrutar el sabor y la textura de los alimentos y afrontar los antojos y la alimentación emocional.
La alimentación consciente también nos ayuda a evitar comer en exceso, dar atracones o comer por motivos equivocados.
Psiquiatría nutricional.
Este es el estudio de cómo los alimentos y los nutrientes afectan nuestro estado de ánimo, cognición y salud mental.
La psiquiatría nutricional sugiere que ciertos alimentos y nutrientes pueden tener efectos positivos o negativos en la química de nuestro cerebro, los neurotransmisores, las hormonas, la inflamación y el microbioma intestinal.
La psiquiatría nutricional nos ayuda a elegir alimentos que puedan mejorar nuestro estado de ánimo, memoria, concentración y resiliencia, y a evitar alimentos que puedan empeorar nuestra depresión, ansiedad, estrés u otros trastornos mentales.
Psicología alimentaria.
Este es el estudio de cómo nuestros pensamientos, creencias, actitudes y expectativas influyen en nuestras elecciones y comportamientos alimentarios.
La psicología alimentaria nos ayuda a comprender cómo nuestras preferencias alimentarias están determinadas por nuestra personalidad, cultura, entorno, normas sociales e influencias de los medios.
La psicología alimentaria también nos ayuda a desafiar los mitos, estereotipos, prejuicios y reglas alimentarias que pueden limitar nuestro disfrute de la comida o causarnos culpa o vergüenza.
Terapia alimentaria.
Se trata del uso de la comida como forma de autocuidado, expresión o conexión.
La terapia alimentaria nos ayuda a nutrir nuestro cuerpo y alma con alimentos que nos hacen sentir bien y reflejan nuestros valores e identidad.
La terapia alimentaria también nos ayuda a compartir alimentos con los demás como una forma de mostrar amor, gratitud o apoyo.
La dieta psicológica tiene muchos beneficios para la salud física y mental.
Puede ayudarnos: Mejorar nuestra autoestima e imagen corporal Reducir el estrés y la ansiedad en torno a la comida.
Prevenir o superar los trastornos alimentarios Mejora nuestro estado de ánimo y bienestar Apoya nuestro metabolismo y equilibrio hormonal.
Promueve la estabilidad del peso y previene los ciclos de peso.
Reducir nuestro riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer.
La dieta psicológica no es una dieta rígida o restrictiva que nos diga qué comer o no comer.
Más bien, es un enfoque flexible y personalizado que nos ayuda a encontrar la mejor manera de comer por nosotros mismos.
La dieta psicológica nos anima a escuchar nuestro cuerpo y nuestra mente, a experimentar con diferentes alimentos y nutrientes, a tener curiosidad y una mente abierta acerca de la comida, y a divertirnos y disfrutar con la comida.
Algunos ejemplos de consejos de dieta psicológica son: Comience el día con un desayuno equilibrado que incluya proteínas (como huevos), carbohidratos complejos (como avena), grasas saludables (como nueces) y frutas o verduras (como bayas).
Esto puede ayudarle a sentirse lleno de energía, satisfecho y concentrado durante todo el día.
Consuma alimentos ricos en antioxidantes (como el chocolate amargo), ácidos grasos omega-3 (como las nueces) o probióticos (como el yogur).
Estos pueden ayudar a proteger su cerebro del estrés oxidativo, la inflamación y los desequilibrios en su microbioma intestinal.
Consuma más alimentos que contengan triptófano (como el pavo), magnesio (como las espinacas) o vitamina B6 (como los plátanos).
Estos pueden ayudar a su cuerpo a producir serotonina, un neurotransmisor que regula el estado de ánimo, el sueño y el apetito.
Condimente sus comidas con hierbas (como la albahaca), especias (como la cúrcuma) o condimentos (como la mostaza).
Estos pueden agregar sabor, aroma y color a los alimentos, además de proporcionar fitoquímicos que tienen propiedades antiinflamatorias, antimicrobianas o anticancerígenas.
Disfrute de los alimentos que ama y anhela de vez en cuando, sin culpa ni arrepentimiento.
Esto puede ayudarle a satisfacer sus necesidades emocionales, prevenir las privaciones y mejorar el disfrute de la comida.
Comparta sus comidas con familiares, amigos o seres queridos siempre que sea posible.
Esto puede ayudarte a fortalecer tus vínculos sociales, reducir la soledad y aumentar la felicidad.
La dieta psicológica es una forma de comer que considera no sólo los aspectos físicos sino también mentales y emocionales de la alimentación y la nutrición.
La dieta psicológica se basa en la premisa de que lo que comemos afecta a cómo pensamos, sentimos y nos comportamos, y viceversa.
La dieta psicológica tiene como objetivo ayudarnos a elegir alimentos más saludables y felices que apoyen nuestro bienestar y prevengan o traten diversos problemas psicológicos.
La dieta psicológica tiene cuatro componentes principales: alimentación consciente, psiquiatría nutricional, psicología alimentaria y terapia alimentaria.
La dieta psicológica tiene muchos beneficios para la salud física y mental.
Puede ayudarnos a mejorar nuestra autoestima e imagen corporal, reducir el estrés y la ansiedad relacionados con la comida, prevenir o superar los trastornos alimentarios, mejorar nuestro estado de ánimo y bienestar, apoyar nuestro metabolismo y equilibrio hormonal, promover la estabilidad del peso y prevenir los ciclos de peso.
reducir nuestro riesgo de enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer.
La dieta psicológica no es una dieta rígida o restrictiva que nos diga qué comer o no comer.
Más bien, es un enfoque flexible y personalizado que nos ayuda a encontrar la mejor manera de comer por nosotros mismos.
La dieta psicológica nos anima a escuchar nuestro cuerpo y nuestra mente, a experimentar con diferentes alimentos y nutrientes, a tener curiosidad y una mente abierta acerca de la comida, y a divertirnos y disfrutar con la comida.